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martes, 7 de abril de 2015

Verdad y mentira: Apología de un hombre a ciegas

"...y conoceréis la verdad y la verdad os hará libre." 
Jesucristo. 

La sociedad siempre se ha enfrentado constantemente a preguntas cruciales, preguntas que desde el punto de vista ontológico nos daría una idea totalmente clara acerca de nuestra vida y propósito en esta tierra. Nuestras preguntas como individuos son manifiestas cuando nos conglomeramos socialmente por lo que podemos afirmar que aquel elixir de vida yace escondido dentro de seis letras cruciales e importantes para todos nosotros: "verdad". Pero, ¿Qué es la verdad?, a lo largo de la vida el hombre ha indagado la verdad, en un juicio, la verdad es necesaria para determinar culpables e inocentes, siempre un padre preocupado quiere saber la verdad sobre la razón por la que un hijo tarda demasiado en la calle, la verdad es necesaria en cualquier contexto como factor determinante en las decisiones o caminos que tomamos, por lo que la verdad se convierte en el elemento más poderoso de este basto mundo, pero aun así, a ciencia cierta no sabemos que es y en muchos casos desconocemos que propósito tiene. 

Pinocho, Imagen tomada de la web
Podemos decir que la verdad es la realidad, por lo que la filosofía desde la perspectiva de dos de sus grandes ramas trata de explicarla (en sí la filosofía existe para explicar esa realidad desde distintas ramas, solo mencionaré estas dos), desde la ontología trata de explicar la verdad fuera de todo contexto, desde un punto de vista totalmente inhumano, otorgando así un objetivismo ideal a cualquier fenómeno, pero, en contraparte la epistemología busca explicar la realidad dependiente, la que se ata en gran medida a un observador que es capaz de describirla desde un lenguaje determinado, adentrándola en un subjetivismo lógico y coherente. A fin de cuentas ambas ramas intentan encontrar su propio camino, pero en síntesis estas apuntan hacia lo mismo y se ven completamente relacionadas entre sí, no se puede separar la realidad del observador y no se puede separar el observador de una realidad, pareciera que nuestra realidad depende enteramente de nosotros, los constructores de conocimiento. Dentro de esta definición de verdad podemos encontrar una paradoja absurda. Si la verdad es la realidad, ¿qué pasaría si la realidad fuera mentira?, ¿acaso la verdad puede ser mentira?, en efecto no, dejando todo claro, cualquier concepto que tomemos como verdad nos quedara sesgado y subjetivo, por lo que podemos decir que la verdad se hace indefinible y la única forma de conocer la verdad, es atribuyéndole a ésta todo aquello que no es mentira, encontrándonos así con la verdad que no podemos explicar, la verdad inhumana. 

De antemano conocemos que el hombre es un ser en desarrollo, por lo que le hace un ser limitado, no obstante el hombre siempre busca su verdad, siempre busca la 2 explicación a lo que le rodea, eso nos hace ser seres de ciencia, seres de conocimiento, un conocimiento basado en verdades epistémicas que pueden llegar a ser grandes mentiras, pero, aun sabiendo esto, el hombre puede sobrevivir sumergido dentro de su propia verdad, aunque ésta sea insignificante frente a aquella verdad real que se oculta. El hombre solo necesita una verdad refutable para encontrarse. Y se nos hace más acertado afirmar que el hombre jamás verá la realidad mientras tenga ojos mortales, puntualmente que el hombre jamás conocerá la verdad que le rodea por lo que nunca será libre, si no que siempre será un ser sediento de verdad, esto convierte al hombre en un esclavo, un esclavo destinado a encontrar la verdad que jamás podrá ver. El hombre nunca será libre mientras viva solo viendo un pedazo del inmenso lienzo, es simple, la ventana de observación de la humanidad es irrisoria comparada con la grandeza de la realidad que nos rodea, por lo que el hombre se resigna a vivir con su propia verdad, verdad que no es la misma si miramos a los otros seres que cohabitan con nosotros, convirtiendo a la realidad en un eufemismo barato que no existe para nosotros, y que se pierde en la memoria de otros.

 De verdades y mentiras nos llenamos la bolsa de la vida, verdades no tan ciertas y mentiras absurdas y abrumadoras, lo que nos convierte enteramente en seres cegados por el entendimiento y el conocimiento que generamos, nuestra ciencia se valida constantemente, y nosotros debemos validarnos con ella todo el tiempo. Ciertamente la ciencia hace aportes importantes para nuestras vidas, por lo que las verdades refutables e inconclusas de la ciencia por el momento nos dan la suficiencia para continuar, pero, ¿continuar con qué?, continuar construyendo la gran muralla que jamás acabaremos, pero que observaremos desde lejos y nos hará sentirnos orgullosos aun desconociendo si el terreno donde la edificamos es inestable o no. No puedo afirmar nada y puede que mi realidad se vea cegada ante la mortalidad de mis sentidos, pero esta realidad que me golpea en la cara trato de interpretarla y darle algún sentido. 

Sabiendo un poco mas la implicación de la verdad en la vida humana, podríamos afirmar que la verdad puede ser manipulada, el hombre lo hace todo el tiempo, manipula la verdad y la encaja según sus necesidades, nuestra supervivencia se basa en la manipulación intencional o no de la verdad, así quisiéramos, no podemos alejarnos de la realidad y ella de nosotros tampoco como mencionaba anteriormente, pero podemos observar solo lo que nos conviene convirtiéndonos en manipuladores por excelencia de la verdad que vemos. En este punto queda en el tintero una pregunta que va mucho más allá de nuestro entendimiento: ¿Nuestra verdad, nos servirá todo el tiempo?, o mejor planteada ¿Existirá alguna verdad que nos sirva todo el tiempo?, a ciencia cierta eso es algo que iremos descubriendo conforme vamos viviendo. 

©Eduardo Pimienta 2015

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