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jueves, 8 de agosto de 2013

En Los Mares de La Profunda Ignorancia

Imagen tomada de Internet.
Para empezar, una frase de Bertolt Brecht: “El peor analfabeto, es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la carne, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. Es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nacen la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos los bandidos: el político corrupto, mequetrefe y lacayo del gran capital”. 

Decirlo mejor sería redundar. Desgraciadamente parece ser la postura que el mismo sistema nos obliga a tomar, decepcionados por una larga tradición de corrupción política, pudiera parecer que la mejor tendencia fuera desentendernos de la responsabilidad social que tenemos con este país, pues, las estadísticas muestran que de 42’888.592 ciudadanos que arrojó el último censo del DANE, están habilitados para sufragar 29’852.009 y resulta doloroso ver que en las elecciones del Senado del 2006, sólo participaron 11’053.313, es decir, el 37,02 % y de éste último grupo, sólo 9’390.408 de los votos fueron válidos, 1’053.721 nulos, 336.539 no marcados y 272.645 en blanco. Sumando los votos en blanco y los válidos, obtenemos un total de 9’663.053 de sufragantes que cumplieron con su deber de manera “satisfactoria”, es decir, el reducido 32,36 % de los colombianos habilitados tomaron las decisiones por este país, según Brecht, el gran resto del 67,64% son los responsables de las condiciones de corrupción. En este sentido, suponiendo que el 32,36 % votó de manera deshonesta, aunque estoy seguro que no es así, reitero que es sólo una suposición, el gran 67,64 % que simplemente no se interesa por las decisiones políticas, si votara, los arrasaría de manera definitiva.

De la misma manera falta descontar de la lista la gran cantidad de votantes que cambiaron su poder de decisión por algún favor personal. Quiero pensar que todos los votos anulados y no marcados son de ciudadanos que tras de recibir un favor decidieron no darle el voto a ningún político corrupto, ya que no tenían en sus mentes más criterio que el de tener que devolver el favor dándole un puesto público con su voto. En este caso, ocurre pues, que el poder al mequetrefe se lo damos nosotros mismos aceptando un puesto público o en casos más miserables, un rastrojo de materiales de construcción. Si cada ciudadano conociera de manera profunda el valor de su voto y no lo canjeara por nada, no se creara la plaza en donde se mueven los corruptos, es decir, si no existe un vendedor, no habrá un comprador y en ese momento me gustaría ver como se desenvolverían en su nuevo medio los que tradicionalmente ostentan el poder en este país.

Es deprimente ver como degeneramos y reducimos la democracia por la que luchamos y ganamos por allá en 1810, en un vulgar sistema de juego de poderes en donde todo se mueve tras un interés de satisfacción personal y económica de unos cuantos cuyos apellidos se encuentran perpetuados en los carteles publicitarios, camisetas y pancartas que inundan nuestras calles colombianas. A veces parece que la diferencia del sistema monarca, en donde el pueblo mantiene a un rey y su familia real de manera perpetua, tiene sólo como diferencia que en el sistema monarca el rey es uno solo y en Colombia los reyes son muchos, es decir, todos los corruptos que ponemos a vivir como reyes.

A este país le urge que se tome consciencia ciudadana y política, que se destierre el analfabetismo político. A cada ciudadano le corresponde el deber de obtener un criterio suficiente para tomar una decisión que la mayoría de las veces se reduce a canjear su poder de decisión por algún favor personal o votan basados en los comentarios o las conversaciones sostenidas con amigos, cuando no se han tomado el trabajo de investigar y discutir las posibilidades con mente abierta y dispuesta. Lo más importante de todo, es comprender que si no se llega a una decisión personal que se considere aceptada por uno mismo, siempre queda la opción del voto en blanco, pero se debe de votar. 

Por favor, olvidémonos por un instante de tantos realitys, novelas, partidos de fútbol, los cuales son indefensos siempre y cuando no desplacen las responsabilidades que como ciudadano debemos cumplir y la más básica es la de formarnos políticamente de manera que mínimamente tengamos criterio para tomar una decisión acertada o desacertada, eso se verá después, lo importante es tomarla con criterio, para que no seamos, como se expresó al principio en la cita del desaparecido poeta alemán, los responsables de “la prostituta, el niño abandonado y el peor de todos los bandidos: el político corrupto, mequetrefe y lacayo del gran capital”.

Por Gabriel Velandia

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